24 febrero 2011

¿Leer y comprender?




Me resisto a considerar el afán de leer una simple “afición” entre otras: es una pasión, aún más, una forma de vida”. Fernando Savater

Comprender un texto es aprender a generar significados desde antes de leerlo, durante su lectura y después de leerlo. Se cree que leer es una actividad rutinaria sin embargo no es una actividad sencilla de realizar, es una actividad compleja que exige comprender en la medida que se lee.

Leer demanda el uso continuo de ciertos procesos mentales que ayudan a recibir e interpretar información asimismo implica captar y generar significados, por eso es importante tomar en cuenta procesos cognitivos (Pinzá, 2006, 10) pues el conocimiento es una actividad que los organismos llevamos a cabo para adaptarnos al mundo en que vivimos de manera exitosa. Sin conocimiento ninguna especie habría podido sobrevivir a lo largo de los diferentes cambios geológicos y ambientales que ha sufrido nuestro planeta. Todas las especies poseen un conocimiento incorporado por la vía de la herencia genética acumulada por su especie; con esta forma de conocimiento instintivo la gran mayoría de las formas de vida animal pueden sobrevivir incluso en sus primeras semanas de vida. La especie humana no posee esta ventaja comparativa en su configuración genética pero la compensa con un cerebro de mayor tamaño que le permite llevar a cabo funciones relacionadas con el pensamiento lógico y la producción de significados éstas son las funciones biológicas cognitivas (Varela, 1990).

Por otro lado están los procesos metacognitivos que ayudan a leer pensando, es decir que existe la posibilidad de hacer del conocimiento una actividad reflexiva capaz de producir mecanismos de auto-corrección que permiten al lector reconstruir su ambiente y verificar continuamente que esta construcción proyecte los resultados esperados en su relación con el mundo. Cuando logramos desarrollar la capacidad de intervenir en este proceso cognitivo al verificar la forma en que producimos nuestro conocimiento entonces hemos alcanzado un nivel metacognitivo; en este sentido Pinzás (2006, 26) señala que la metacognición involucra el conocimiento de uno mismo como aprendiz, y la regulación y control de la ejecución para que sea la mejor posible. En el caso de la lectura, la metacognición implica el conocimiento de las habilidades de uno mismo como lector y la regulación y el control de los procesos mentales (estrategias cognitivas) que conducen a la comprensión de lectura.

La metacognición tiene dos componentes que son el conocimiento sobre la propia metacognición y la autorregulación de la cognición explica que mientras el conocimiento sobre la propia metacognición refiere a que los lectores saben sobre las características de sus propios recursos y capacidades cognitivos y se dan cuenta de cómo pueden mejorarlos, la autorregulación refiere al uso, manejo, guía y control de la cognición como señalan Brown, Armbruster y Baker (1984) en Pinzás (2006). El que lee debe tener en cuenta dos aspectos importantes de la lectura: la decodificación y la comprensión

- La decodificación consiste en reconocer o identificar las palabras y sus significados, es decir, saber leerlas y saber qué quieren decir. Técnicamente, la decodificación da paso a un veloz "reconocimiento de palabras".

- La comprensión de lectura, consiste en dar una interpretación a la oración, pasaje o texto que se lee; es decir, otorgarle un sentido, un significado (Pinzás, 2006, 15).

En este proceso participa no sólo el alumno, también tiene un activo papel el profesor que debe leer junto con él, que lo oriente; el alumno no necesita del señalamiento destructivo o regaño que lo conduce a odiar la lectura y por ende alejarse de los libros. La comprensión de lectura no termina en un grado educativo específico, se va desarrollando en cada uno de ellos, adquiere un mayor nivel de complejidad en la universidad en donde no se enseña a leer y a escribir, sin embargo hay estudiantes de nivel superior que no decodifican correctamente la lectura pues leen con dificultad, hacen tantas pausas que pareciera que leen dividendo en sílabas las palabras, por supuesto, hay quienes leen con fluidez pero no comprenden lo que leen, éste es el problema que venimos arrastrando hace un tiempo, las causas son de diferente naturaleza, no pretendo hacer un análisis profundo sobre cuáles son pero saltan a la vista, por ejemplo el nivel económico y educativo de las familias de las que proceden estos estudiantes y el papel poco productivo que han desempeñado algunos maestros de la escuela primaria, secundaria y preparatoria.

Hay una gran variedad de estrategias para remediar este mal, una de ellas es la que Daniel Cassany propone: “El profesor tiene que asesorar, facilitar información sobre temáticas, autores o argumentos, pero debe dejar que los alumnos tomen la última decisión. Un sistema de listas abiertas, la presentación de reseñas publicadas o la revisión conjunta de catálogos de literatura juvenil pueden ser buenas ideas para proporcionar a los alumnos criterios de selección y dejarles tomar las decisiones” creo que si cada uno de los actores sociales que estamos involucrados en la educación en y de nuestro país hiciéramos bien nuestro trabajo, no estaríamos en los últimos lugares en pruebas de comprensión lectora, pero, siempre hay un pero, ¿cuántos estamos dispuestos a hacer bien nuestro trabajo?

Pinzás, J. (2006). Guía de estrategias metacognitivas para desarrollar la comprensión lectora. Ministerio de Educación, Lima.

Varela, F. (1990). Conocer. Barcelona, Gedisa.

Fotos: Rafaela Andrés Ortiz.